La Biblioteca formaba parte de una especie de institución
llamada el Museo: fue fundada por Ptolomeo Soter, rey de Egipto, hace 2.305 años.
Ptolomeo era uno de tantos generales que, tras la muerte de
Alejandro Magno, se adjudicaron los restos de su vasto imperio. Ptolomeo se
hizo con el territorio Egipcio: la dinastía fundada por él duró hasta el año 30
a. C., cuando Cleopatra gestionó su automuerte mediante los eficientes
servicios de un áspid.
En su acepción clásica, la palabra “museo” significaba
“lugar donde se adora a las musas”, es decir, donde se cultivan las artes y las
ciencias. El Museo de Alejandría, y por ende la Biblioteca, estaba ubicado en
el barrio alejandrino llamado primeramente “de los Palacios”, y más tarde
“Brucheion”; es casi seguro que se trataba de una especie de barrio residencial
de dimensiones colosales.
Museo y Biblioteca se contaban entre las instituciones más
prestigiosas del mundo antiguo: el bibliotecario y director del Museo era
nombrados por el Rey de Egipto en persona.
Del funcionamiento del Museo no se sabe casi nada; hoy día
sigue siendo un misterio. Se sabe que tenía pleno apoyo del Estado: los libros
se traían de todas las partes del mundo civilizado de entonces, y los reyes de
Egipto no reparaban en gastos para conseguir más y más libros: se pedían
prestados, se copiaban y luego se devolvían… o no. Así, la Biblioteca de
Alejandría llegó a ser una formidable concentración de material escrito.
En cuanto al número de obras que custodiaba, es muy difícil
de saber. Juan Tzetzes, monje bizantino del siglo XIII, sostenía que la
“biblioteca externa” o “pequeña biblioteca”, tenía unos 42.800 rollos de papiro
y la “biblioteca del palacio”, presumiblemente la principal, la “verdadera” y
gloriosa Biblioteca, poseía 490.000 rollos. Ahora bien: un rollo de papiro
constaba de un promedio de 20 hojas. Calculando la cantidad de información que
admite un rollo de esas dimensiones y la longitud de los libros producidos en
la época se puede llegar a una cifra aproximada: 490.000 rollos deben ser más o menos 70.000l obras,
cifra que hoy día puede no parecer sublime, pero que en la época era colosal.
Hoy día, es imposible pensar qué maravillas pudieron dormir
su último sueño en la Biblioteca de Alejandría, qué poemas, qué relatos, qué
conocimientos estuvieron allí custodiados a la espera de análisis o
lecturas, de traducciones al griego o a otros idiomas.
Qué caminos artísticos, científicos, filosóficos estaban ya
iniciados o concluidos en aquellos centenares de miles de rollos con noticias y
conocimientos procedentes de todo el mundo conocido, caminos que o tardaron
siglos en volver a iniciarse o que permanecen aún sepultados bajo el polvo del
tiempo.
¿Sería el mundo, la civilización, la historia del ser humano
igual si no se hubiera destruido la Biblioteca de Alejandría?
http://dunheim.blogspot.com.ar/2012/05/la-biblioteca-de-alejandria.html
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